sábado, 20 de junio de 2009

JORNADA DE INICIO

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CÓRDOBA, Paula Ll. de Guernica. Un sol radiante iluminaba la mañana cuando los autos comenzaron a llegar a Villa Warcalde. Señoras de todas las edades nos fuimos acercando para la Jornada de Inicio de la Rama de Madres de Córdoba. La Bandera de Rama y el Lema Nacional nos aguardaban en el salón. Pronto el murmullo se hizo tan intenso que tuvimos la certeza de que toda la Rama estaba representada.

Comenzamos la Jornada en el Santuario, en donde como un regalo extra, estaba expuesto el Santísimo. Se rezó una oración a San José (cuyo día habíamos celebrado recientemente) y entonamos cantos que nos dejaron listas para ponernos a trabajar.

María Ester López hizo un cálido recibimiento y a continuación se comentaron todas las actividades de la Rama… No poca fue la sorpresa al escuchar la cantidad de iniciativas que surgen de la vida: apostolado carcelario, apostolado en hospitales (maternidad), catequesis para Primera Comunión, preparación de liturgia para los días 18, ropero solidario, Adoración al Santísimo en Villa Warcalde y Jardín de María, Círculo Vocacional, entre otros; sin contar los que se realizan además dentro del propio Movimiento.

La unidad en la diversidad

Luego de un “cafecito”, la Hermana Sofía, nuestra asesora, nos iluminó con una profunda charla sobre el Lema Nacional y la realidad de nuestra rama, destacando en coincidencia con las conclusiones de la Conferencia 2014, que la “unidad en la diversidad”, debía ser el punto fuerte del trabajo en una Rama en donde conviven todas las generaciones, desde madres fundadoras (inclusive de Schoenstatt en Córdoba) como la Sra. Elena Carmona hasta madres jovencitas que acaban de tener su primer hijo. Como decía el Padre Kentenich: “nuestras debilidades son también nuestras fortalezas”, hay pocas Ramas de Madres en Argentina tan pobladas y con tanta cantidad de madres jóvenes. Lograr la armonía de tan distintos intereses solo se conseguirá a través del cultivo de los vínculos personales que nos hagan identificarnos las unas con las otras, aprendiendo a querernos y respetarnos. En esta línea la Hermana Sofía propuso una dinámica en donde cada grupo de madres mayores apadrinaba a uno de madres jóvenes, comprometiéndose ambos a cultivar las relaciones durante todo el año.

Por último el P. Marcelo Gallardo, del Instituto de los Padres de Schoenstatt, celebró la Santa Misa, haciendo hincapié en que olvidemos nuestras tristezas y amarguras y nos atrevamos a mirar hacia adelante, saliendo de nosotras mismas en un marcado servicio a los demás, siguiendo el ejemplo de nuestra querida Madre y Reina.

Cada mamá volvió a su casa con la certeza de tener una misión que cumplir, hermanas con quien compartir, un hogar en donde somos recibidas y una Madre y un Padre que siempre nos esperan.